Producción y consumo responsable: Reciclabilidad del acero inoxidable

Siguiendo nuestra línea de trabajo, comprometidos con los objetivos de las Naciones Unidas en su Agenda 2030, y haciendo referencia al duodécimo objetivo: Producción y consumo responsables, desde Grupo Lapuente, queremos destacar hoy, un día antes del día internacional del medio ambiente, la reciclabilidad del acero inoxidable.

La demanda de acero inoxidable se ha duplicado en los últimos diez años, y su producción ha aumentado a más de 25 millones de toneladas al año. En este contexto, la industria del reciclaje se ha convertido en un elemento vital a la hora de abastecer de forma estable materias primas secundarias de calidad. Además del níquel y el cromo, algunos de los elementos de aleación más importantes que se utilizan en combinación con el acero, son: el molibdeno, el titanio, el tungsteno y el vanadio. Estos metales escasean y solo están disponibles en algunas partes del mundo, lo que hace que su extracción sea muy costosa y difícil. Por lo tanto, es fundamental reciclarlos para evitar acabar con los recursos naturales del planeta.

Cabe destacar que un elemento de acero inoxidable, una encimera, una estructura o un cubierto, tiene una reciclabilidad del 100%, incluso después de décadas de uso, el acero inoxidable que se recicla no pierda ninguna de las propiedades del material.

Un problema que se plantea en el proceso de reciclaje del acero inoxidable, es que la mayoría de estas alienaciones tienen una apariencia muy parecida. Es por esto, que para separar los distintos tipos de aceros inoxidables, se utiliza una tecnología de identificación, conocida como la espectrometría de rayos X.

Proceso de reciclaje

Clasificación: dado que muchas formas de acero inoxidable no son magnéticas, este metal no se separa fácilmente de otros elementos reciclables en una instalación de reciclaje con cintas magnéticas.

Embalaje: los productos de acero inoxidable se compactan en grandes bloques para manejarlos y transformarlos con más facilidad.

Separación: a través de tambores magnéticos rotatorios, se separan los metales ferrosos de otro tipo de materiales. Se consigue a través de corrientes eléctricas, flujos de aire de alta presión y sistemas de flotación de líquidos.

Fundición: la chatarra recuperada se funde en hornos, el fundido se vierte mediante colada continua y se forman desbastes o palanquillas que podrán convertirse de nuevo en una encimera, una estructura o un cubierto.