Aceros inoxidables a bajas temperaturas

Una de las principales ventajas del acero inoxidable es su resistencia a las bajas temperaturas, lo que lo hace ideal para su uso en ambientes fríos y congelados. Esta, se debe a su composición química ya que contiene principalmente hierro, cromo y níquel, y tiene un contenido de cromo del al menos del 10,5%. Este último elemento es lo que le da al acero inoxidable su resistencia a la corrosión y a las bajas temperaturas.

La resistencia a las bajas temperaturas del acero inoxidable también se debe a su estructura cristalina, también llamada austenita. Además, este material tiene un punto de transformación termoelástico que se encuentra a una temperatura muy baja, lo que significa que no se ve afectado por las bajas temperaturas.

En términos de resistencia a las temperaturas extremas, el acero inoxidable es muy superior a otros metales como el acero al carbono. Ya que este se vuelve quebradizo y frágil a bajas temperaturas, mientras que el acero inoxidable mantiene su fuerza y resistencia. Por esta razón, el acero inoxidable se utiliza en una amplia variedad de sectores en ambientes fríos: la fabricación de oxígeno para la siderurgia, la industria química, las de la alimentación, la cirugía y la medicina, la industria aeroespacial, entre muchas otras.

Un ejemplo de las ventajas más notables del empleo del acero inoxidable en temperaturas muy reducidas se encuentra en el almacenamiento y transporte en estado líquido de numerosas sustancias de uso común que, en condiciones normales de presión y temperatura, son gaseosas. Estos productos pueden licuarse a la presión atmosférica, refrigerándolas adecuadamente, con lo que su volumen específico se reduce en varios cientos de veces.

Un ejemplo representativo es el almacenamiento de 940 t de oxígeno gaseoso a la temperatura ambiente, sometido incluso a una presión de 6 atm, precisaría una vasija esférica de 61 m de diámetro. Casi el único material utilizable sería un acero de baja aleación y alta resistencia y pese a las elevadas propiedades mecánicas que pueden conseguirse en él, habrían de emplearse planchas de 38 mm de espesor. La estructura pesaria así unas 2.000 t. Por el contrario, si la misma cantidad de oxígeno se almacena en estado líquido, a -183°C y a la presión atmosférica, tan solo se necesitaría un depósito de 11,73 m de diámetro, construido en acero al 9%Ni y se precisarían planchas de tan solo 6,4 mm de espesor, con lo que el peso de la vasija sería de unas 25 t.